Si llevas un tiempo tocando blues, seguro que alguien te ha dicho que basta con aprenderte la pentatónica menor del tono y lanzarte a improvisar. Y al principio, sí, parece funcionar. Pero si tienes buen oído —o simplemente un poco de sensibilidad— habrás notado que algo no termina de encajar.
¿Por qué algunas notas suenan agresivas o incómodas sobre ciertos acordes? ¿Y por qué algunos solos parecen fluir con naturalidad mientras otros chirrían sin saber muy bien por qué?
En este artículo voy a ayudarte a entender con claridad qué está ocurriendo. Lo haremos desde una perspectiva práctica, sin perder de vista la teoría, y buscando siempre una aplicación directa a tu forma de tocar. Hablaremos de escalas, de acordes, de cómo resolver tensiones, y también de qué hacer para no caer en automatismos que te alejen del sonido que buscas.
Importante: al final del artículo tienes un vídeo donde profundizo para ayudarte con el aprendizaje y uso de lo que trataremos. Pero, sería muy interesante que leyeras el artículo primero, para tener las nociones necesarias y sacarle el máximo partido al contenido del vídeo.
El problema de base: acordes mayores, escalas menores
Lo primero que debes saber es que el blues no encaja del todo en el sistema tonal clásico. Aunque muchos blues se construyen sobre una progresión I-IV-V, los tres acordes suelen ser dominantes (mayores con séptima menor): I7, IV7 y V7.
Esto rompe la lógica de la escala mayor como referencia armónica única. Y, por tanto, no puedes usar una sola escala sin tener en cuenta lo que está sonando debajo.
Aquí entra en juego una clasificación que utilizo habitualmente con mis alumnos para facilitar la comprensión. Algunos términos no son académicos, sino de mi propia cosecha, pensados para que nos entendamos mejor:
- Notas del acorde: las que forman parte del acorde que suena (estables).
- Tensiones: notas que no están en el acorde pero sí en la escala, y que generan color sin conflicto.
- Notas prohibidas: notas que están a medio tono por encima de alguna nota del acorde y generan fricción directa.
- Notas aberrantes: expresión personal que uso para designar aquellas notas que no están ni en la escala fuente ni en el acorde, y que además suelen estar muy cerca (a medio tono) de alguna nota clave. Generan una tensión mayor que las tensiones habituales.
Pentatónica menor: uso tradicional y sus conflictos
La pentatónica menor del I (por ejemplo, C menor sobre un blues en C) se ha convertido en la escala por defecto para improvisar. Y aunque tiene sentido histórico y sonoro, no es tan «correcta» como se suele pensar.
Si analizamos nota por nota su relación con cada acorde, lo vemos claro:
- Sobre C7: la escala contiene E♭ y F. El primero está medio tono por debajo del E del acorde (nota aberrante), y el segundo está medio tono por encima (nota prohibida).
- Sobre F7: el E♭ pasa a ser la séptima menor del acorde (perfecto), y F es parte del acorde. Aquí encaja mejor.
- Sobre G7: el B♭ y el C de la escala entran en conflicto con el B natural del acorde, generando fricción.
Conclusión: la pentatónica menor suena «bluesera» porque hemos aprendido a tolerar sus disonancias por tradición, pero si no aprendes a resolverlas, tu fraseo puede sonar sucio o errático.
Cómo improvisar con más intención
Aquí empieza lo interesante: no se trata de evitar esas notas conflictivas, sino de usarlas con conciencia…
No es lo mismo aterrizar en un E♭ cuando suena un C7, que pasar por él como nota de paso hacia E. La diferencia está en la intención y en el momento.
Dos técnicas clave para ello:
Bending y microbending
El bending permite «corregir» las notas que, aisladas, sonarían agresivas. Por ejemplo, puedes tocar un F y hacer un bending completo para llegar a G (quinta del acorde de C7). O puedes hacer un microbending desde un E♭ hacia E, y suavizar así el conflicto.
Resolver en notas del acorde
Una regla de oro: da igual lo que digas, pero acaba bien la frase. Resolver en una nota del acorde aporta sensación de cierre. Puedes permitirte tensiones, notas «sucias» o incluso aberrantes… si al terminar aterrizas en algo estable. El oído lo agradece.
Alternativas funcionales y creativas
Hay quien, tras descubrir los conflictos de la pentatónica menor, decide pasarse a la pentatónica mayor del I. Y en efecto, suena más «happy». Pero tiene sus propios roces, sobre todo con el acorde IV7.
Entonces, ¿qué se puede hacer?
Pentatónicas mayores por acorde
Otra opción avanzada es usar la pentatónica mayor de cada acorde cuando éste suena. En un blues en C:
- C7 → pentatónica mayor de C
- F7 → pentatónica mayor de F
- G7 → pentatónica mayor de G
Funciona muy bien, pero exige que controles bien las posiciones y te muevas con agilidad.
Aplicar esto a tu estudio: un mapa práctico
No se trata de aprender más escalas, sino de entender mejor lo que ya tocas.
Aquí tienes algunas recomendaciones concretas para aplicar todo lo anterior:
- Aprende a distinguir las notas del acorde en cada traste de la pentatónica menor que usas. Eso te da puntos de anclaje para resolver.
- Usa la pentatónica menor como base y añade la mayor por zonas. Al principio, en los grados I y V.
- Haz ejercicios de resolución: toca una nota «conflictiva» y llévala con bending o cambio de cuerda hacia una nota del acorde.
- No memorices digitaciones en serie. Estudia la digitación menor y mayor en la misma posición para cada tonalidad. Aprende a verlas superpuestas.
- Y sobre todo: escucha. Si una nota chilla, no te pelees con ella: investiga por qué.
Para seguir explorando
Si quieres profundizar más, aquí tienes otros artículos en los que desarrollo aspectos complementarios:
- Combinar pentatónicas mayores y menores en el blues
- Pentatónica estructurada para blues
- Conexión de pentatónicas: figuras en el mástil (1)
¿Quieres aprender a tocar con intención, sonar mejor sin aprender más escalas, y conectar lo que tocas con lo que sientes?
Te acompaño paso a paso en ese proceso.
Descubre cómo son mis clases →
Y, por supuesto, te dejo el vídeo para que puedas profundizar más…
¡Nos leemos en el siguiente!