¿Por qué los acordes son tristes o alegres? ¿Afecta el ritmo a esas sensaciones?
Una de las cosas que se escuchan sobre la música, es que es el arte que mejor conecta con las emociones humanas. Esto es subjetivo, pero a mí me afecta —en todos los sentidos: positivo, negativo o neutro— mucho más una sonoridad que un cuadro o una danza.
Quizás la literatura, la palabra escrita o hablada, afecte más, pero en otra dirección. La música, a mi entender, conecta más con las emociones primarias que con los sentimientos, que suelen ser una mezcla de emociones a veces contradictorias.
La música y su conexión con las emociones
La música puede conectar con la parte más atávica del ser humano, sobre todo a través del componente rítmico.
Un conjunto de instrumentos de percusión puede llevarte hasta lo más instintivo, despertando estados de ánimo difíciles de expresar con palabras. Estados que suelen quedar sepultados bajo capas de raciocinio, normas sociales y costumbres.
La música puede. Llega hasta allí.
Y… ¿qué es la música?
Jejeje. Eso es la pregunta del millón.
Mr. Google dice:
«Arte de combinar los sonidos en una secuencia temporal atendiendo a las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo…»
Pero me gusta más la de la RAE:
Melodía, ritmo y armonía, combinados.
Ahora… usando estos elementos, mira que interesante analogía:
- Ritmo: sería la base ancestral (cerebro reptiliano).
Influye directamente en el movimiento, en la comunicación no verbal. La sensualidad, es energía o calma. - Armonía: la materia de la emoción (cerebro límbico).
Son los acordes básicos que podemos dividirlos en tres grupos: mayores (alegres), menores (tristes), disminuidos (tensos). Pero esto es muy subjetivo. - Melodía: el matiz, el mensaje implícito del sentimiento (neocortex).
Flota sobre las dos capas anteriores, viéndose afectada enormemente por los posibles cambios que se produzcan en ellas. Una misma melodía tocada sobre ritmos o armonías diferentes, es, a su vez, cosas distintas.
Sinembrague…
Las circunstancias, el entorno, cambian la interpretación de cualquier mensaje. Entra en juego el entendimiento subjetivo de las personas.
¿Qué hace que un acorde suene triste o alegre?
Los acordes básicos —la armonía— se dividen en tres grupos: mayores (alegres), menores (tristes), y disminuidos (tensos).
Pero esto es muy subjetivo…
En el vídeo de hoy, mi alumno Borja y yo, hablamos de si un acorde menor es realmente «triste». A él le parece que no tanto. Yo suelo decir que, más que tristeza, muchos acordes menores transmiten melancolía.
También recordamos que en la música barroca, escrita en modo menor, se componían piezas destinadas a bailar. ¿Era música triste? Difícilmente.
¿Recuerdas, para tomar como ejemplo un tema moderno, Sultans of Swing? Su base armónica es en modo menor, pero nadie diría que la canción suena triste.
Todo depende del conjunto armónico general (acordes) y, además, de otras cosas.
Veamos.
El ritmo como elemento transformador
El ritmo influye directamente en lo que sentimos. Puedes tocar acordes alegres con un ritmo lento y decaído y la sensación será otra. O hacer un blues con acordes «tristes» que suene festivo y bailable.
Un mismo acorde, acompañado de diferentes grooves o patrones rítmicos, cambia completamente su impacto. El ritmo puede contradecir o transformar el color armónico.
En música para cine, por ejemplo, es habitual combinar armonías densas con ritmos rápidos para provocar tensión. La emoción no depende solo del tipo de acorde, sino de cómo se toca.
La disposición de las voces y los cambios sutiles
Además del ritmo, influye la forma en que están dispuestas las notas del acorde (los voicings). La misma progresión, con voces más abiertas o más cerradas, más graves o más agudas, cambia completamente la sensación que transmite.
En el vídeo de más abajo, muestro cómo cambiar una sola nota en la disposición de un acorde puede provocar una sensación completamente distinta.
También explico el uso de cejillas parciales, muting, inversiones y drops (drop 2, drop 3) como recursos expresivos.
¿Y si el mismo solo cambia según cómo se acompaña?
Esto también lo vemos con ejemplos de solos de guitarra. Un mismo solo tocado sobre acordes dispuestos de forma diferente ya no es el mismo solo. Cambia la forma de tocarlo, la expresividad, el fraseo.
Estudiar un solo teniendo en cuenta los clics del metrónomo (los pulsos fuertes del compás) ayuda a fijar el ritmo desde dentro. Es una forma muy eficaz de integrar rítmica y melodía de forma consciente.
Conclusión: emoción, contexto y percepción
La idea de que los acordes menores son tristes y los mayores alegres es una generalización útil, pero no definitiva.
La emoción que transmite un acorde depende del ritmo, de la disposición de sus voces, del contexto en el que se encuentra y, por supuesto, de quien lo escucha.
La música no es un lenguaje cerrado. Es un campo abierto donde lo que importa no es solo lo que se toca, sino cómo, cuándo y con qué intención se toca.
¿Quieres saber más y verlo en acción?
Te propongo que veas el vídeo de abajo y que reflexiones sobre todo lo que vemos en él…
¡Que hoy, va servidito!
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