Cómo armonizar una melodía con acordes es un tema recurrente en mis clases. Aunque parece complicado, en el fondo es tan sencillo como dejarse llevar por el gusto personal y la intuición.
Siempre que el resultado que se busca sea profundizar en tu modo de entender la música, no hay reglas u obligaciones; aunque es cierto que entender la teoría musical mínimamente es una gran ayuda, muchas veces imprescindible.
Otra cosa es que se busquen resultados económicos o éxito mediático. Eso es otro tema. En esas circunstancias, se suele echar mano de clichés y fórmulas repetitivas que provocan en el oyente la sensación de estar escuchando algo conocido aunque no se sepa qué. Es una manera de enganchar y generar ventas.
Ahora, yo creo y siento que lo verdaderamente bonito y emocionante es encontrar tu voz —como se suele decir— sin formalismos, dejando fluir tu sensibilidad y, si hace falta, siendo lo más rebelde o estrambótico posible. Jejejeje.
Importante: al final del artículo tienes un vídeo donde profundizo para ayudarte con el aprendizaje y uso de lo que trataremos. Pero, sería muy interesante que leyeras el artículo primero, para tener las nociones necesarias y sacarle el máximo partido al contenido del vídeo.
El reto de armonizar una melodía
Si te has propuesto alguna vez componer algo —o lo has experimentado a fondo—, habrás sido consciente de lo difícil que es dar con el resultado «adecuado».
También, de lo increíblemente grato que es encontrar esa mágica combinación Melodía-Armonía, que tiene la facultad de emocionar, no sólo a ti, sino —sobre todo— a las personas que escuchan tu composición.
Cuando componemos una canción o tema instrumental lo podemos hacer, básicamente, de tres maneras:
- Encontramos una secuencia de acordes que nos motiva y después buscamos una Melodía que «encaje» bien en esa Armonía.
- Componemos una Melodía y encontramos después la secuencia de acordes que mejor funcione, según nuestro oído, para acompañar dicha Melodía.
- Se van encontrando la Melodía y la Armonía según según la composición avanza.
Encontrar melodías y armonías que nos permitan componer canciones o temas instrumentales de «éxito», usando la prueba y error es, quizá, lo más habitual. Sin embargo, este método es casi como jugar a la lotería.
Pero… Siempre dispondremos de las dos herramientas primordiales que nos pueden allanar un poco el camino en esta búsqueda.
Son la Armonización y la Rearmonización.
¿Es lo mismo armonizar que re-armonizar?
A veces se confunden. Pero no son exactamente lo mismo.
Armonizar es crear una armonía que acompañe una melodía —ya sea propia o de otro— por primera vez.
Rearmonizar, en cambio, implica tomar una melodía que ya tenía su acompañamiento original, y buscarle otros acordes distintos. Más ricos, más personales, más atrevidos… o simplemente, diferentes.
Pero ojo: las técnicas de armonización sirven también para rearmonizar. Solo que en el caso de la rearmonización, puedes usar además otros recursos adicionales (intercambio modal, sustituciones, superposiciones, etc.) que a veces no se usan cuando armonizas desde cero.
Caso práctico: (re)armonizar a Nirvana
Para explicarlo todo esto de forma clara y con un caso real, he hecho un ejercicio que puede resultarte familiar…
He tomado la melodía de de «Smells Like Teen Spirit», y la he reharmonizado desde cero, con acordes completamente nuevos. Sin las guitarras distorsionadas, sin la energía grunge… sólo la melodía pura, y un montón de posibilidades armónicas que nacen de ahí.
El resultado lo puedes ver en este otro artículo, donde te muestro cómo quedó la versión final:
Ver el resultado final de la rearmonización de Nirvana
Abajo tienes el vídeo donde explico todo el proceso: cómo decidí los acordes, qué papel juega la función tonal, cómo entran los acordes alterados, y qué tipo de criterio sigo cuando quiero que la armonía se «libere» del cliché pero siga sirviendo a la melodía.
La armonía como camino de expresión personal
Este tipo de ejercicios —ya sea con melodías ajenas o propias— son una herramienta brutal para entender cómo funciona la música por dentro… y cómo puedes hacer que suene como tú quieras.
Al principio, puede parecer un lío: notas, escalas, funciones, compases, acordes que no son «los normales»… pero con práctica, todo se convierte en un juego de posibilidades.
La composición y la armonización no son una ciencia exacta. Pero tampoco son magia. Son el resultado de conocer el lenguaje musical… y de atreverse a hablarlo con tu propia voz.
¿Quieres aprender más sobre armonizar una melodía?
Si quieres profundizar en armonía, composición o rearmonización aplicada a la guitarra, podemos trabajarlo en clases online. Escríbeme y te cuento cómo.
Puedes informarte más y contactar aquí: Clases de guitarra, armonía y composición online. O también —para empezar a abrir camino—, mi Libro de Ritmo y Armonía: La Escala hacia el Cielo …
Y si te ha gustado este enfoque, quédate por aquí: esto es solo el primer capítulo de una serie que seguirá desarrollando este tema paso a paso.